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Por qué internet salvó a los periodistas (o por lo menos a mí)

Son, you can love this business with everything you’ve got. Just don’t forget that it is never, ever, going to love you back.

Esa frase que le dijo un editor a Steve Buttry pinta genial como fue y, para muchos sigue siendo, la vida de un periodista tradicional (sobre todo en gráfica) y su esposa lo cuenta en un post que conmueve para los que estamos ligados de alguna forma a la profesión: refleja muy bien la vida de su marido que casi estaba más casado con el periodismo que con ella pese a que su carrera laboral le trajo demasiados tragos amargos.

Y esa historia por más pintoresca y romántica que sea me hace estar todavía más contento de la decisión que tomé hace casi 2 años de renunciar a una sección de papel del medio más importante de Argentina para quedarme en mi casa y buscar laburo en la web. En su momento, quizás fue una de las decisiones más difíciles que tomé en mi corta vida pero no puedo sino estar contento con migo mismo por haberla hecho.

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Ahora maccur escribe en Punto Geek

Muchos de ustedes ya sabrán que soy el flamante nuevo editor (?) de Punto Geek. Sin dudas en un gran desafío para mí empezar en este espacio que es uno de los más importantes blogs en español. Ya estuve posteando varias cosas y espero alcanzar un ritmo similar al de este blog.

Este espacio inevitablemente sufrirá una transformación y por cuestiones obvias no voy a poder seguir actualizando como hasta ahora: más de 400 post en sólo siete meses. Pero lejos estoy de abandonar este, mi espacio. Aprovecho para invitar a TODOS a que se sumen y colaboren en Tejiendo Redes. Está abierto para cualquier tipo de post que quieran hacer.

La mejor palabra para este momento es transición. A nivel profesional estoy a punto de terminar en mi actual trabajo y sólo puedo ver el futuro como algo prometedor. Los proyectos cada vez son más y todo gracias al mundo 2.0.

A nivel personal también estoy pasando un gran momento. Agradezco a todos los nuevos y viejos amigos que me apoyan día a día y a mi novia que me da todo su amor, que no es poco. Quizás por eso, la incertidumbre de esta etapa es para mí algo positivo.

Para finalizar, y antes de que me ponga demasiado sentimental, les dejo este cuadro de René Magritte que resume un poco este pasaje de mi vida.

De cómo me quedé sin ella, y sin el iPod

Las fotos indicaban que si algo bueno salía de nuestro primer encuentro cara a cara, luego de las maratónicas sesiones de chat por gmail, madrugadas en las que divagábamos de qué haríamos el uno sin -el contacto de- el otro y comentábamos en simultáneo la salida del sol entre los edificios, claramente habría robado, porque ninguna mujer así hubiese accedido a salir conmigo en la vida real. Son esas cosas que uno sueña y practica desde los catorce años, hasta que algo mágico sucede, y entonces nace el amor a través de la fibra óptica y el uso premeditado de los emoticones correspondientes.
Cabildo y Juramento. Ella podría ser cualquiera, de hecho, todas me parecían ella. Antes de salir de casa, había impreso una foto suya, de la cintura para arriba, como todas sus fotos: no fuera cosa de que saliera con otra muy parecida. Como ya habían pasado cuatro minutos del horario de encuentro, me acerqué a la boca del subte y comencé a mostrarle la foto a la gente que subía las escaleras. ¿Vieron a esta chica? pregunté a oficinistas, estudiantes de Arquitectura, niños floggers y demás especímenes de Belgrano. Nadie la conocía, tampoco su mail. Esperé diez, veinte, seis horas a que ella llegara, o al menos la mitad de ella, pero no apareció. Por el contrario, tres muchachos con remeras de Slipknot me partieron un botellazo en la cabeza y luego de sacarme las zapatillas, se llevaron el celular y mi iPod. volví a casa caminando. Cuando llegué, la vi conectada. Le pregunté por qué no había ido y me puso no admitir. Todas son iguales, fuck, la salida del sol me daría asco. Entonces me vi triste, a la espera de otra mujer de diálogo fácil y tiempo libre. Me encontraba sin ella, sin zapatillas, sin celular y lo peor de todo, sin iPod.

Cosas

Vía

Vamos a ver cómo es el Reino del Revés

«Existe un mundo paralelo en el que las obras de arte se paran frente a la gente y tratan de entenderla».

Por Korochi